Los cambios en las empresas siempre ha sido esencial. Pero ahora más que nunca, dada la situación excepcional por la que estamos pasando a nivel mundial. ¿Sabes cuáles son los tiempos de cambio a los que se enfrentan las empresas?

Cambios en lo que las empresas consideran importante

Hasta ahora, se ha hablado mucho sobre competencias y habilidades profesionales, cómo desarrollarlas, y cómo explotarlas. Incluso han surgido gurús que te prometen darte la clave del cambio, o de las personas efectivas, o de la gran productividad en tan sólo un fin de semana.

Pero, ante la situación tan excepcional que estamos viviendo, a nivel  mundial, no podemos asegurar cómo será el mundo laboral y profesional en el día de mañana. Sólo podemos asegurar que habrá cambios. Por ello la gestión del cambio va a desempeñar un papel fundamental dentro de las empresas y será determinante para la supervivencia de las mismas, ya que proporcionará mayor capacidad de adaptación e  innovación, no solo en el contexto empresarial, sino también en el propio desarrollo empresarial.

Por esto, es importante entender qué es el cambio, en qué consiste gestionarlo y por qué es importante.

Realmente ¿qué es un cambio?

Un cambio es una modificación que se puede observar (Qué). El proceso de cambio es la manera en que ese sistema ha sufrido el cambio hasta consolidarlo (Cómo).  Esta diferencia se realiza a partir de que algunos autores empiezan a plantear que el cambio es situacional e implica una transición, no sólo física, sino, sobre todo psicológica, en la que la interiorización y aceptación de la nueva situación es esencial. (Bridges, 2003).

Una definición más académica de cambio, y que se suele usar en psicología organizacional, es “toda modificación de un estado a otro, que es observada en el entorno y posee un carácter relativamente perdurable” (Collerette, P. y Delisle, G. , 2011).

Tipos de cambios

A partir de aquí, hay autores que diferencian entre cambio impuesto y cambio planificado (Ronco, 2000).

Un cambio planificado es “un esfuerzo deliberado para cambiar una situación que resulta insatisfactoria, mediante una serie de acciones cuya elección y coordinación son producto de un análisis sistemático de la situación en cuestión” (Collerette, P. y Delisle, G. , 2011).

Por otro lado, hay cambios que suceden, sin ser planificados, pero eso no quiere decir que no se pueda, en un momento dado del proceso, empezar a gestionar el desarrollo y alcance del mismo.

Gestionar el cambio

Gestionar un cambio de forma efectiva es hacer que una situación pase a otra deseada, facilitando el proceso. Y para que sea una gestión efectiva, se debe aplicar la psicología en la toma de decisiones, planeación, ejecución y evaluación de las fases del proceso de cambio, evitando desviaciones innecesarias (Harrington, J., Conner, D. & Horney, N., 2000).

Gestionar un cambio, significa gestionar a los protagonistas de los mismos: a las personas o los grupos que resultarán afectados, convirtiéndoles en agentes de cambio, es decir, en facilitadores de la implementación del cambio planificado.  El gestor de personas consigue su implicación y motiva a todos los miembros del equipo.

Estos agentes de cambio suelen ser:

  • Los equipos: antes de iniciar el proceso de cambio, deberemos identificar qué personas dentro de los equipos tienen un papel catalizador y hay que empoderarlos como líderes, quienes son idóneos para encargarse del soporte y, también, quienes pueden poner en peligro el proceso.
  • La cultura empresarial: si el cambio planeado no es un cambio cultural, pero sí es un cambio importante, y el proceso de cambio no encaja en la cultura organizacional, el cambio puede peligrar.
  • La dirección: que la dirección apoye los cambios es esencial para su facilitación. De lo contrario, será difícil alcanzar el objetivo. Por eso es importante que la dirección ponga todos los medios a disposición del proceso de cambio.

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